De esta tierra flamenca por excelencia procede David Peña Dorantes, pianista que recibe el arte por los cuatro costaos. Cuenta entre sus ancestros con figuras como María La Perrata (su abuela), Pedro Peña (su padre), Fernanda y Bernarda de Utrera, Pedro Bacán, llegan sus raíces hasta Mercé de la Serneta y Tomás el Nitri, y sobrino de El Lebrijano.
Además de haber absorbido la cultura musical de su familia, también realizó estudios de piano en el Real conservatorio de Sevilla, lo que le ha procurado una sólida formación y el contacto con la diversidad de las estructuras musicales. Clásicas o vanguardistas. La calidad y la singularidad excepcionales de éste pianista se revelaron durante la celebración de la IX Bienal de Sevilla.
No puede decirse que la música que compone Dorantes sea exclusivamente flamenca. El flamenco es siempre la base de sus creaciones, pero al mismo tiempo ofrece una interesante gama de sonidos y melodías, donde se perciben cadencias clásicas, celtas, brasileñas, gallegas, asturianas, búlgaras, jazzísticas… y donde introduce otros instrumentos menos flamencos, como la viola, el violín o el violonchelo.
Supone un nuevo enfoque para la música instrumental y el piano flamenco. Fue el primer pianista que parte del conocimiento y la tradicón para elaborar un trabajo sin barreras estilísticas. Su obra más universal es Orobroy, que puede ser definida como una canción atípica de lo tópico.