Ensamble de algunas de las fuerzas musicales más renombradas de Cuba, parte de la vieja guardia musical de la isla.
Tras reclutar a Ibrahim Ferrer, cantante, a Compay Segundo y Elíades Ochoa, guitarristas/cantantes, y al pianista Rubén González, Ry Cooder entró en los estudios Egrem de La Habana para producir el álbum Buena Vista Social Club. Este disco obtuvo un éxito comercial y de la crítica inesperado, obteniendo un Grammy.
El continuo interés del público en la música cubana generaron subsecuentemente esfuerzos individuales de Segundo y González como así también una serie de actuaciones en vivo internacionales promovidas bajo el patrocinio del Buena Vista Social Club.